Fuente: consejo laboral
Varios de los profesionales de coaching ejecutivo a los que he atendido al contratarse en alguna empresa han sido víctimas de las “tretas administrativas” de recursos humanos: bajas de sueldos, descuentos no mencionados, promesas incumplidas e incluso cuestiones ilegales como firmas de renuncia anticipada.
La responsabilidad y ética profesional de un coach de éxito profesional no termina cuando un candidato logra la contratación que deseaba; es importante acompañarlo incluso en cuestiones legales como la firma de su contrato de trabajo y el constatar que su relación laboral sea sana, favorable y conveniente para él en todos los aspectos.
Comenzaré relatándoles el caso de uno de mis clientes. Se trata de un recién egresado de la licenciatura en Administración Industrial en el IPN, un año de experiencia como comprador jr. en una empresa de mediano nivel y un sueldo de $6,000.00.
Al llegar a la asesoría y analizar su perfil me percaté de que tenía competencias, que con una buena asesoría y mucha práctica podríamos pulir. La expectativa que nos planteamos fue: lograr la inserción en una empresa trasnacional que le permitiera más que sueldo, capacitación y desarrollo para después capitalizar ese conocimiento y en año y medio poder aspirar a un sueldo más competitivo. La meta económica que fijamos fue de entre $ 11,000 y $ 14,000.00 para el nuevo puesto. Basado lo anterior en que un recién egresado de universidad de prestigio puede alcanzar en un gigante trasnacional un sueldo hasta de $14,000 sin “gramo” de experiencia.
Al comenzar la fase de evaluación de propuestas hubo una que en especial llamó su atención: se trataba de un puesto como comprador jr en una empresa familiar del ramo textil. Sus entrevistadores fueron directamente los dueños de la PyME y aunque no era la meta que nos habíamos planteado, el desarrollo que prometían, duplicar su último sueldo y el ambiente laboral familiar terminaron por convencerlo. A las dos semanas es despedido de la empresa argumentando que en vez de una plaza, abrirían dos puestos con la mitad de sueldo, por lo tanto el puesto ya no era de él.
Después se enteró por un compañero de trabajo que lo que realmente había pasado era que re contrataron a la persona encargada de ese puesto anteriormente. Por haberse contratado en esa empresa, él había dejado inconcluso un proceso de selección en Nissan Mexicana como becario y para rematar no recibió liquidación alguna. Hicieron que firmara una carta de renuncia voluntaria en donde “renunciaba a cualquier pago que la empresa le debiera”.
Como podrán darse cuenta la situación es crítica. En primer lugar él no renunció, fue despedido. Punto número dos: es totalmente ilegal despedir a una persona sin razón de peso, sólo es posible si el empleado cumple con alguna falta de las enunciadas en la Ley Federal del Trabajo como causantes de término de una relación laboral. En caso de despedir a alguien lo que procede es una liquidación, así sea que haya trabajado tres días en la organización, es un derecho que por ley le corresponde. Como tercer punto es total y absolutamente ilegal que cualquier empresa haga firmar a un empleado al momento de contratarlo una carta de renuncia. Es una práctica bastante común como truco de Recursos Humanos para ahorrarse la liquidación de un trabajador y al mismo tiempo tener la potestad de terminar la relación laboral en el momento que así convenga sus intereses, sin generar cargo administrativo alguno.
Una clienta de perfil similar: con poca experiencia en su ramo. Llegó al despacho decepcionada de los trabajos. Literalmente comentó en su entrevista diagnóstico: “no sé qué es peor: si los hombres o los trabajos” (risas), ya que llevaba seis meses desempleada y cuando por fin logró colocarse, la empresa la despidió a la semana de laborar sin justificación ni finiquito alguno; en la siguiente empresa que había sido reclutada, le habían prometido en entrevista un sueldo de $ 8,000 durante dos meses de prueba y un incremento a $10,000.00 al tercer mes. El cuál no le cumplieron. Al mes de labores, el contador de la PyME le comentó que por crisis financiera de la empresa no sería posible el incremento pactado a los tres meses y que su sueldo sería de $ 7,000 mensuales ya no de $ 8,000. Finalmente agregó, el “considerado contador”, que los vales de despensa le serían descontados del sueldo nominal.
Desde el principio hubo irregularidades muy claras que indicaban una dudosa ética del contratante: no recibió copia del contrato de trabajo, no fue dada de alta al IMSS inmediatamente, la primer quincena de labores le retrasaron 4 días el pago sin entregar recibo de nómina alguno y pagando con un cheque que no estaba a su nombre. Al insistir en su pago, el contador le comenta con tono desconfiado que por qué está tan insistente con el pago, que esperaba no estuviera haciendo negocios turbios. ¿Es el colmo no? Parece un caso sacado de talk show.
Si piensas que ésto solo pasa en las PyMES estas muy equivocado, para conocer un caso de unos de éstos sucios trucos en una trasnacional continúa leyendo la segunda parte de éste artículo.